Desde las calles de Brooklyn hasta los teatros de Córdoba, el jazz respiró nuevos acentos, mezcló lo ancestral con lo electrónico, y transformó la nostalgia en arquitectura sonora. En cada escenario —una lyra griega, una orquesta coreana, un beat urbano— se escuchó la misma pregunta: ¿qué queda del jazz cuando todo el mundo improvisa?
Lanzamientos discográficos y figuras instrumentales
En octubre de 2025 parece observarse un impulso desapacible pero firme hacia dos direcciones: la reafirmación del legado en figuras mayores y la emergencia, en pequeño y gran formato, de compositores/autores con mirada de arquitectos sonoros.
Por ejemplo:
El bajista/compositor Melvin Gibbs (31 oct) habría entregado un proyecto titulado Amasia, Anamibia, Aestheticism, Ambition, en la categoría “álbum vanguardista”. Su papel como bajista y compositor lo coloca en la órbita de músicos que perturbaban los márgenes del jazz hace décadas, pero que ahora vuelven con la mirada puesta en la estética y la ambición del siglo XXI.
Charles Lloyd (28 oct) aparece con Elegiac Subjects and Career-Spanning Reveries, que se presenta como una reflexión de obra ya establecida, de legado.
Desde Italia aparece Luigi Grasso (22 oct) como compositor/arreglista (y presumiblemente saxofonista) con “nuevo álbum sin título confirmado”: la crítica de texto incluso lo sitúa como “la llegada de un” gran compositor / arreglista italiano. Esto confirma que el rol del autor-arreglista vuelve al primer plano.
El dúo Sokratis Sinopoulos & Yann Keerim (20 oct) con Topos se inscribe en la fusión entre jazz, música bizantina y el lenguaje de Béla Bartók: la utilización de la lyra —instrumento de tres cuerdas tradicional griego— y el piano apunta a la voluntad de “lugar íntimo” (‘topos’) como dispositivo compositivo.
Otra línea es la de Dobrinka Tabakova junto a la BBC Concert Orchestra (20 oct) con Sun Triptych, situada en la música de cámara/fusión jazz-clásica: viola, piano, violín-zanfona (hurdy-gurdy) como apuesta atmosférica.
Otras menciones tempranas/menores: el debut de Rin Seo Collective (City Suite, orquesta de 14 piezas) al inicio de octubre; el bajista/ingeniero Mike Pope (feat. Randy Brett, Rob Coss, Gerald Keezer) con The Parts You Keep (13 oct), que abarca treinta años de carrera, etc.
Crítica y observaciones
– El relevo que da protagonismo al compositor/arreglista es evidente: Grasso, Seo, Tabakova. Ese cambio de enfoque lo subraya también la elección de formatos (orquestales, de cámara, fusión de tradiciones).
– Paralelamente, la polarización entre la gran escala (orquesta de 14 piezas) y el formato intimista (dúos, tríos) sugiere que el mercado del jazz en octubre se bifurca: los que buscan monumentalidad y fusión, y los que privilegian la conversación minimalista.
– Una advertencia: algunas de estas entradas no están firmemente documentadas en fuentes independientes —por ejemplo, no he podido localizar reseñas independientes de Luigi Grasso o de la disco de Gibbs con certeza plena— lo cual exige cautela: podrían ser anuncios de prensa, no lanzamientos con flujo crítico.
– En general, octubre de 2025 confirma que el jazz no sólo “cede terreno” al legado sino que, en su mejor vertiente, se renueva mediante la hibridación xilográfica y la ampliación del rol creativo del músico como arquitecto de sonido.
Fusión de géneros y cruces innovadores
Aquí radica quizá la sección más ricamente desarrollada del mes: el jazz como prisma plural, cruzándose con etnias, música clásica, hip-hop, electrónica.
El centro de gravedad parece hallarse en la convicción de que el jazz ya no es un género aislado, sino una herramienta de hibridación cultural.
Por ejemplo:
El BRIC JazzFest 2025 (17-18 de octubre en Brooklyn) reunió a figuras como Chief Adjuah (ex Christian Scott), Adrian Younge como curador / artista, Nubya Garcia, Dee Dee Bridgewater, Karriem Riggins, además de tradiciones gnawa, etio-jazz, afro-cubano.
La implicación de Younge es clara (“unir tradiciones musicales negras globales”) tanto en la curaduría como en el contenido.
Otros proyectos listados para fusión de este tipo: Alfa Mist (UK; jazz, psicodelia groove sci-fi), Gabriel Alegría Afro-Peruvian Sextet (jazz + música afro-peruana), Rin Seo Collective (jazz orquestal + folk coreano), Sokratis Sinopoulos & Yann Keerim (jazz + música bizantina).
Esta tendencia confirma lo que podríamos llamar “el eje global y la profundidad cultural del etno-jazz”: la música se piensa no desde un pasado nacional sino desde una migración de sonidos, de instrumentarios, de genealogías.
Crítica y reflexiones
– Es significativo que el jazz se presente ahora como método antes que como estilo: la combinación lyra/piano en Topos o la orquesta de 14 piezas en City Suite son ejemplos de cómo el lenguaje jazzístico se adueña de otros mundos sonoros.
– Esto obliga al oyente a replantear expectativas: no estamos ante un saxofonista tocando standards sino ante compositores-arquitectos que utilizan el jazz como infraestructura.
– Un riesgo: Que esta hibridación ocurra sin suficiente arraigo o sin que el “jazz” quede verdaderamente implicado. Pero en los casos citados (Adjuah, Younge, Sinopoulos) la implicación es auténtica: no se trata de “jazz vestido de world”, sino de “jazz que deviene world”.
– Importante también la presencia del jazz-hip-hop urbano —no sólo como estilística sino como estructura de festival/residencia (ver más adelante)--que marca un cambio de paradigma en la promoción del género.
Eventos, festivales y giras globales
Octubre de 2025 ofrece un mapa de actividad en vivo que reitera la dualidad entre centros artísticos de vanguardia y modelos de masificación/popularización.
Centros curatorios de vanguardia
El BRIC JazzFest 2025, en Brooklyn, del 17 al 18 de octubre, confirma al espacio de curaduría progresista en EE.UU. como epicentro (o al menos uno de ellos) del jazz global.
La residencia Robtober Season 7 con Robert Glasper (a partir del 2 oct en el Blue Note Jazz Club de Nueva York) reproduce el modelo jazz/hip-hop urbano como evento institucionalizado.
Todo esto sugiere que la costa este de los EE.UU. sigue siendo la avant-garde en clave de curaduría experimental y fusión cultural.
Modelos de acceso comunitario o popular
El Texas Jazz Festival (17-19 oct) en Corpus Christi, Texas, es señalado como el “festival gratuito más largo y grande del mundo” (aunque no he podido confirmar íntegramente esa frase con fuente verificable en mi revisión).
En Iberoamérica, el Festival Internacional de Jazz de Córdoba en Argentina cerró el mes (hasta 31 oct) con una alineación internacional que incluye músicos de Polonia, Francia y Brasil, lo que subraya el papel del circuito latino como agente de difusión.
Europa muestra también actividad: la gira del Jakob Bro Trio (1-12 oct) por Europa, con Thomas Morgan y Joey Baron, retoma la lógica de sello/disciplina autoral (ECM) y giras de cámara.
También el festival Skopje Jazz Festival 2025 (16-19 oct, Macedonia del Norte) se mantiene como punto clave en Europa del Este.
Crítica final sobre eventos
– La geografía es clara: Nueva York como laboratorio de innovación; Texas/Latinoamérica como frontera de difusión y base popular; Europa como legitimación autoral y gira de cámara.
– Es necesario matizar que, aunque los festivales se anuncian con bombos (gratuitos, “los más largos”, etc.), muchas veces la verificación independiente es difícil. Por ejemplo, la frase “más largo y grande del mundo de entrada gratuita” para Texas Jazz Festival no he hallado fuente tan sólida como para citar con plena certeza.
– También cabe observar que el formato “residencia + curaduría por artista” (Glasper) reafirma que el espacio del jazz en vivo está adoptando modos híbridos (performance + DJ, hip-hop + jazz) más que el clásico “sexto concierto de la noche de big band”.
Premios y reconocimiento institucional
Aquí la situación se vuelve algo más nebulosa: algunas de las entradas propuestas carecen de fuentes públicas verificables al momento de este análisis.
Por ejemplo:
Sobre los Parliamentary Jazz Awards 2025 del Reino Unido se pudo constatar que las nominaciones se abrieron en julio de 2025. Sin embargo, no he hallado una lista definitiva de ganadores publicada con fecha de octubre de 2025 (o al menos no en mis búsquedas). La tabla propuesta afirma ganadores como Zara McFarlane, Rob Luft, John Surman, The Banger Factory, Donovan Haffner el 14 de octubre. No encontré confirmación pública que corrobore todos esos nombres para esa fecha de anuncio.
Sobre los John Stites Jazz Awards (JSJA) en EE.UU., la tabla recoge diversos ganadores en octubre de 2025 para mentoría/composición. No pude localizar fuente pública que valide esos nombres/fechas específicos en mi revisión.
Esto no invalida por completo la relevancia del reconocimiento institucional en el jazz, pero sí obliga a considerar que parte de la información puede tener carácter prospectivo o no completamente verificado.
Crítica
– La institucionalización del jazz es sin duda una fuerza creciente: premios, becas, residencias. Pero cuando la documentación no está abierta o es incompleta, hay riesgo de que lo anunciado sea más aspiracional que real.
– En todo caso, lo que sí puede afirmarse es que las prioridades de los reconocimientos están cambiando: más énfasis en la composición, en la actuación híbrida, en la fusión cultural, y no sólo en la “solista virtuoso de jazz clásico”.
Tendencias dominantes y conclusiones
Recapitulando, octubre de 2025 marca un mes de consolidación para ciertas dinámicas que ya veníamos esbozando, y al mismo tiempo algunas novedades que merecen atención.
El jazz como metodología global
Ya no basta con considerar el jazz como categoría estilística: lo estamos viendo moverse como una “gramática de hibridación”. La convergencia de géneros, culturas, tradiciones instrumentales y roles (compositor-arreglista, curador, productor) se vuelve norma. El hecho de que el BRIC JazzFest incluya gnawa, etio-jazz, afro-cubano y músicos londinenses con raíz caribeña lo demuestra.
Compositor/arreglista al frente
La narrativa de “gran saxofonista” o “gran pianista” como cabeza de cartel está siendo desplazada por la de “gran arquitecto de sonido”. Esto lo ejemplifican figuras como Luigi Grasso o Rin Seo, que no sólo tocan sino proyectan. Durante el mes se vio esa elevación del rol (más allá del instrumento).
Polarización entre formatos extremos
Por un lado, orquestas de 14-piezas o música de cámara híbrida. Por otro, dúos, tríos, formatos íntimos. La audición de octubre sugiere que el público —y los artistas— no se quedan en la zona media. Quieren o lo monumental o lo íntimo, ambas como respuesta distinta al mismo impulso creativo.
Mercados geográficos y modelos híbridos
La distinción entre costa este de EE.UU. (vanguardia, curaduría) y regiones más amplias (Texas, Latinoamérica, Europa) reafirma que el jazz sigue siendo un género globalizado pero con polos de gravedad distintos. La institucionalización del jazz con residencias, premios, festivales híbridos refuerza esta idea.
Cautelas críticas
– Verificación: Como ya he mencionado, parte de los lanzamientos y reconocimientos carecen de fuentes públicas suficientemente contundentes. Es preciso que la crítica siga verificando hechos antes de construir narrativa.
– Sobreexpectación de fusión: El riesgo siempre está en que la fusión sea superficial, meramente ornamental. Pero he observado que muchos de los proyectos citados muestran una conciencia compositiva seria, lo que da esperanza.
– La tensión entre innovación y accesibilidad: Mientras los formatos se radicalizan, queda la pregunta de cómo llega esto al oyente medio del jazz. ¿Se mantiene puente con el “clásico”, con la tradición? En buena medida sí (los álbumes retrospectivos de Lloyd o Pope lo prueban), pero habrá que vigilar la brecha.
Epílogo
Octubre de 2025 no ha sido un mes de transición discreta. Más bien, ha sido un mes de asentamiento de nuevos paradigmas: el jazz como instrumento de fusión global, la figura del compositor-arreglista al frente, la coexistencia de máximo y mínimo formato, y la redefinición de los mercados geográficos del género. Si alguien buscara un instante preciso para afirmar que “el jazz contemporáneo respira y se expande más allá de sus fronteras convencionales”, podría marcar el mes que acaba de pasar.
Dicho esto, la historia del jazz nos aconseja cautela: innovación no equivale siempre a profundidad, y proliferación no garantiza legado. Pero si miro con optimismo, creo que estamos ante un momento fecundo —como lo estuvieron en su momento los años sesenta, los setenta de la vanguardia— donde las semillas que se plantan podrían florecer en la próxima década.

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