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Hugo Fattoruso: arquitecto de puentes sonoros en el jazz latino (2025)

Hugo Fattoruso no entiende de muros entre géneros: los dinamita, los trasciende, los convierte en vértices de un poliedro sonoro cuyo centro laten ritmos, armonías, improvisaciones, tradición local y una exigencia jazzística pocas veces sostenida con tal naturalidad en Latinoamérica. En este artículo analizo con detalle cómo su técnica pianística, su lenguaje armónico-melódico, su fusión estilística y su influencia hacen de él uno de los músicos más influyentes del Río de la Plata, Uruguay y Latinoamérica.



Hugo Fattoruso nos muestra un piano inconformista: manos que alternan entre la contundencia de la pulsación y la sutileza del pedaleo tonal, dedos que buscan al mismo tiempo la profundidad del bajo y la ligereza del registro agudo. Esa dualidad —que muchos llaman “mano del jazzista y del popular”— se traduce en que su mano izquierda puede asumir roles de bajo acústico o eléctrico, marcar ostinatos rítmicos inspirados en los tambores del candombe, hacer contrapuntos con la mano derecha, o sostener armonías de séptima, novena, alteraciones cromáticas, mientras la derecha se mueve con fraseos jazzísticos, líneas melódicas de canto rioplatense, o decoraciones brasileñas, ornamentaciones de bossa nova. El uso del pedal en sus interpretaciones acústicas no es meramente de sostenido: lo maneja para generar espacios de reverberación, oscurecimiento tímbrico, para agrandar la resonancia del registro grave que dialoga con los bajos eléctricos, y para permitir que los armónicos, al desvanecerse, hagan eco con la percusión.

Armónicamente, Fattoruso juega con progresiones sofisticadas pero siempre funcionales: modulaciones que llegan sin estrépito, cadencias no siempre convencionales, uso de acordes extendidos (séptima, novena, decimoprimera) y alterados, también pasajes modales — a veces mezclando escalas menores melódicas y mimando el sonido de escalas dórico o lidio en sus improvisaciones, sobre todo cuando trabaja con teclados eléctricos o sintetizadores (en OPA banda uruguaya de jazz fusión, fundada por los hermanos Hugo y Osvaldo Fattoruso junto a Ringo Thielmann en los 70s, que mezcló géneros como el candombe, el jazz, el rock y la bossa nova, logrando gran reconocimiento internacional)  o en sus proyectos fusionados. Melodías que derivan de la canción popular uruguaya — sus resonancias de tango, milonga, canto criollo — entreveradas con motivo jazzístico: pequeños motivos repetitivos que sugieren “call-and-response” (llamada / respuesta), ornamentaciones cromáticas ocasionales, y fraseos que respiran con los "tambores": anticipaciones, síncopas, pausas que respetan el silencio (una cualidad que en jazz puede distinguir lo mediocre de lo memorable). Si uno escucha temas de Golden Wings o Magic Time de la Banda Opa, se puede notar cómo ciertas líneas de teclado y de sintetizador flotan sobre una base rítmica de funk/jazz latino, pero sin imponerse; sirven al pulso, se integran al espacio percusivo.

El estilo de Fattoruso no se explica sin su profunda relación con los ritmos locales uruguayos, especialmente el candombe. No se trata solo de adornar con tambores, sino de incorporar la métrica, la pulsación, el swing particular del candombe como parte estructural de la música: sus acentos, los silencios y los contra-tiempos se insertan en la música como una vía de tensión y liberación. En álbumes recientes lo vemos reforzar esa relación  hermanando la tradición afro-uruguaya con la producción moderna, mezclando guitarras eléctricas, bajos funk, teclados eléctricos y acústicos, percusión tradicional. Esto resuena con lo que él define como “estar en casa” cuando suenan los tambores, pero también con una libertad experimental que toma ideas del jazz fusión, del rock, del funk, de la bossa nova, sin quedar atrapado en clichés.

Aportes estilísticos destacados incluyen: la integración de la producción moderna (estudios, efectos, sintetizadores) con instrumentos tradicionales; la capacidad de cantar tanto en el sentido literal como en el sentido instrumental (sus composiciones vocales reflejan sensibilidad de arreglista y pianista); la versatilidad de trabajar en diferentes formatos —tríos, dúos, bandas grandes, música de cámara popular—, siempre manteniendo una voz reconocible. En este trayecto se cruzan colaboraciones de peso: con músicos brasileños, con música popular uruguaya (Rubén Rada, Jaime Roos), con músicos de jazz internacional. Estas colaboraciones no han sido solo “participaciones”, sino intercambios donde su estilo dialoga, se adapta, influye: por ejemplo, cuando trabaja con un cantante popular uruguayo, trae matices de jazz; cuando trabaja con jazzistas, introduce elementos rítmicos de su país.

El legado pedagógico se construye tanto en lo explícito como en lo implícito. Explícito: muchos músicos de generaciones posteriores citan su obra como modelo de cómo mezclar lo local con lo global, cómo pensar arreglos, cómo asumir la improvisación sin traicionar la tradición. También como alguien que trabaja mucho con jóvenes, con su propia familia musical (el Trío, el hijo Francisco "bajista", etc.), y con músicos de su país que se nutren de su versatilidad. Implícito: haber creado un lenguaje, un estilo reconocible que hace que escuchar “una pieza de Fattoruso” signifique oír candombe, jazz, swing, canción, arreglos sofisticados, pulso latino. Esa marca estilística enseña.

No obstante, como todo músico expansivo, Fattoruso enfrenta retos: la necesidad de mantener la identidad frente a la globalización del sonido; de preservar originalidad en ambientes de alta producción y de evitar que la fusión se convierta en mera mezcla inerte. Pero esos retos han sido enfrentados con creatividad por él, lo que da aún más mérito a su obra.

Hugo Fattoruso no es solo virtuoso del piano, ni solo un compositor prolífico, ni solo un puente entre estilos; es una figura fundacional en la música latinoamericana contemporánea. Su técnica pianística, su rica paleta armónica, su sentido de la fusión auténtica, su capacidad de innovación dentro de la tradición, y su influencia en músicos y público configuran un legado que será estudiado por generaciones. Escuchar a Hugo Fattoruso es comprender que el jazz, lejos de ser ajeno al folclore, al candombe, al rock latino, puede convertirse en una casa amplia —una casa donde caben razas, pulsaciones, armonías, voces, silencio y tambor de candombe—, sin que se pierda el pulso, sin que se disimule la identidad. En el puente entre la tradición más profunda y la vanguardia musical, Hugo Fattoruso es un alquimista.



Grammy Latino; Hugo Fattoruso recibió el Premio a la Excelencia Musical, por los trabajos realizados en la música latina durante sus casi 60 años de trayectoria.




Hugo Fattoruso
Yahiro Tomohiro


Dos Orientales
Álbum "Tercer Viaje"

Hugo Fattoruso y Tomohiro Yahiro, dos excelentes músicos,  dan rienda suelta a su creación con fusiones e inquietudes rítmicas musicales, creando un particular ambiente sonoro que  claramente los identifican. A partir de los años noventa han realizado sus shows en Japón, Korea, Alemania, España, Malasia, Uruguay, Argentina y Chile.


Hugo Fattoruso
compositor y arreglista, multi-instrumentista y vocalista,
(Uruguay)

Hugo Fattoruso ha tenido un profundo efecto en la música que ha tocado costas por todas partes. Aquellos afortunados de conocer su talento se esfuerzan por hacer cosas como Los Shakers, Opa, Grupo Del Cuareim, Los Pusilanimes, Trio Fattoruso y sus trabajos en solitario. Nacido en Montevideo, Uruguay, comenzó su carrera musical como un estudiante de piano prodigioso y algo reacio a la edad de cuatro años. Para cuando tenía nueve años, su padre Antonio formó "El Trio Fattoruso" al dibujar al hermano menor de Hugo, Jorge, en la batería, con Hugo en acordeón y Antonio en el "bajo de balde invertido" (usando una escoba como cuello y un cordón como instrumento cadena única). Este trío actuó en festivales callejeros, cubriendo la variedad de estilos utilizados en los carnavales de Uruguay (boleros, murgas, tangos, etc.) y darle a Hugo una educación en la rica materia armónica de estilos musicales dispares. A la edad de 16 años, Hugo se mudó al bajo vertical y comenzó su mandato como miembro menor de The Hot Blowers, una banda de swing que recorrió toda América Latina a fines de la década de 1950. Este período podría ser visto como un segundo hito importante en la educación armónica de Hugo, martillando los conceptos de improvisación e interacción musical. A principios de la década de 1960, el rock 'n' roll comenzó a sacudir los cimientos del mundo, y Hugo se propuso expresarse en ese medio formando Los Shakers, donde él y su hermano compartían responsabilidades de escritura, canto y guitarra. Los Shakers, Hugo Fattoruso (guitarra, voz), Jorge Osvaldo Fattoruso (guitarra, voz), Roberto "Pelin" Capobianco (bajo, voz), Carlos "Caio" Vila (batería, voz), fueron un gran éxito en toda América Latina, ya que pudieron moldear las complejidades de las armonías de bossa, el estilo de canción urbana de Uruguay, los ritmos de candombe y el ritmo del rock en una nueva y contagiosa forma. A fines de la década de 1960, la influencia del jazz y del ritmo afro-uruguayo del candombe llevó a Hugo a la ciudad de Nueva York, donde formó el grupo Opa. En Opa, Hugo tocaba el teclado y cantaba, mientras que su hermano tocaba la batería y el amigo de la infancia, Ringo Thielmann, tocaba el bajo. La mezcla de jazz, rock, armonías y ritmos brasileños de Opa, y la música con sabor africano de Uruguay (candombe) le dieron a esta banda una voz distintiva, y les valió el reconocimiento entre los músicos en la creciente escena del "jazz latino". A partir de ese momento, Hugo viajó a los Estados Unidos y trabajó con una variedad de artistas, desde Hermeto Pascoal hasta Ron Carter y The Dixie Dregs. Hugo pasó varios años viviendo en Río de Janeiro, donde trabajó con varios artistas brasileños prominentes, incluidos Milton Nascimento, Chico Buarque de Holanda, Djavan, Geraldo Azevedo, Nana Vasconcelos y Toninho Horta.

Hugo Fattoruso comenzó a actuar profesionalmente a los cuatro años, tocando como baterista en el Trío Fattoruso, junto a su padre, Antonio Fattoruso y su hermano Osvaldo. En 1959 integró, con su hermano la banda de swing The Hot Blowers. En la década del 60 formó una mítica banda de rock, Los Shakers, que difundió el rock de influencia británica en América Latina, influyendo a su vez, en la aparición del llamado rock nacional en la Argentina, a partir de 1967. La banda estaba integrada por él mismo en voz y guitarra, su hermano Osvaldo Fattoruso, también en voz y guitarra, Roberto Capobianco como bajista y Carlos Villa en batería. En 1969 se radicó en los Estados Unidos, formando el grupo Opa, junto a su hermano Osvaldo y Ringo Thielmann. El grupo fue uno de los primeros en fusionar el rock, el jazz actual y ritmos latinoamericanos, en este caso el candombe, así como ritmos cubanos y brasileños. . Grabó varios álbumes con Milton Nascimento, entre ellos "Nascimento", ganador en 1997 del Premio Grammy. En 2000, los hermanos Hugo y Osvaldo recrearon su primer Trío Fattoruso, ahora con Francisco Fattoruso, su hijo, como bajista. ganador en 1997 del Premio Grammy. En 2000, los hermanos Hugo y Osvaldo recrearon su primer Trío Fattoruso, ahora con Francisco Fattoruso, su hijo, como bajista. ganador en 1997 del Premio Grammy. En 2000, los hermanos Hugo y Osvaldo recrearon su primer Trío Fattoruso, ahora con Francisco Fattoruso, su hijo, como bajista.


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